viernes, 27 de febrero de 2009

, es como ...


Es como pensar a escondidas de mi mente, sin su permiso; es cuando las cosas en el cristal se ven más reales que las que sostengo entre mis manos, objetos que no reflejan imagen ni significado alguno; cuando todas las rutas son de evacuación, no quieres llegar a ningún lugar, solo salir, escapar de aquel en el que estás; cuando mi vista deja de ser una herramienta útil y confiable de orientación y es aquel que susurra a mis espaldas dudosas instrucciones en quién confío para ver con claridad en este día de tanta brillantez. Cuando decido tomar la realidad con la punta de mis dedos, sabiendo que con facilidad podría resbalárseme, ignorando que podría pasar, indagando si acaso la podría recuperar al ausentarse un instante de mi tacto.
Me tienta, me divierte. Me recuerda a mí cuando sonreía porque me hacías sonreír y no solo por verte sonreír, y no solo por hacerla sonreír. Sonrisa no falsa, pero carente de sabor, ese gusto sutil a labio que me besa, ese tacto de tu lengua que lo completa en mi mente y completamente me lleva de la mano a pasear por tu mente sin pedirte permiso, a escondidas, sin posibilidad de pensarlo. Pienso, luego existo; pues hoy no soy, hoy siento, hoy sueño. Mal sueño del que quiero despertar, ver tus ojos y volverlos a soñar.
Al despertar te sientas, pierdes, tu mente se asienta, vago recuerdo jamás recordado. Trago amargo que endulzas mi café; no te olvido, al verte la olvido, recuerdo tu caricia y tiemblo. Pasado que veo, cordura que pierdo, ciudad eslava que te hizo esclava. Perdona, lo siento, disculpas que odias, celos que siento, cabeza que no aguanto, torrente de ideas que dicta, realidad que lastima. Decisiones tomadas, precipitadas, arrepentidas, medidas urgidas, pobres intentos, víctimas tomadas y salida que no encuentro.
Destino que es un pesado conmigo, amigo que contradigo. Futuro que prometo, lo juro y perjuro, incansable lo busco y huye, me busca y me encuentra, date cuenta!
Lo quiero, lo anhelo y no puedo. Justicia divina e injusta que me saca la cuenta, la pago con vida, días enteros en total desvelo, velando tu recuerdo y cuenta que no termino de pagar, deuda acumulada de dichas truncadas.
Anécdotas amadas, otro día, otro tema, diferente problema, ni bien comenzado, café preparado. Viene y va de nuevo, ¿por qué lo hago? Este deseo de alejarme del suelo. Lúcido y consiente de la inconciencia a la que embarco. Conciencia… ¿de qué hablo? ¿Acaso no soy aquel que se jactaba de carecer de alguna, aquel al que toda fortuna le era oportuna, bienaventurado y sin remordimiento? Culpable, lo soy, lo sé. ¿Me arrepiento? Solo talvez, no sé, ya callen, luego les preguntaré. No me interesa curarme, tan solo recuperarme, de este delírium trémens al que espero no acostumbrarme. Callejón sin salida bloqueado, tapizado de todos los inocentes sobre quienes he pasado. Desapercibidos quedaron, más de alguno malintencionado, en su actual estado, cuya rabia he alimentado, sin darme cuenta, de la forma más natural, casual. Ser yo mismo, terrible consejo, depende. Frágil y vulnerable, o de agallas admirables e ímpetu irremediable. Personalidades cambiantes de una mente tambaleante, una dada, la otra creada, ahora mezcladas, impredecible ánimo, cuando es una por su antagónica despertada y me llevan a lugares de impredecible camino.
Es como… un diario de demonios internos con una mediocre habilidad para ocultarse o pasar desapercibidos en los momentos que mayor sutileza y tacto humano requieren.
Ya no sé si hablo solo, si hablo conmigo o hablo contigo. Días lejanos, razón que no extraño, vívidos recuerdos al cerrar mis ojos y que a veces al abrirlos deseo vivirlos y me arrancan un retazo de alma. Libertad y angustia, recuerdo llamado que calmaba el daño, en día de brujas se marcan los años.

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